En la historia no solo de un pueblo, sino más bien de un territorio, aún ligado de forma inequívoca a una clara y predominante actividad, la minera, es difícil encontrar alguna fecha entre las que componen una compleja, sino frenética actividad burocrática que precede y acompaña al desarrollo de dicho territorio, de una identidad, de una empresa tan grande como llegó a ser y que dio como origen a un pueblo como es El Centenillo.
Hoy día 9 de octubre de 2021, se conmemora una fecha no solo especial y significativa para la historia de El Centenillo, única y difícilmente repetible. Precisamente una fecha donde acontecimientos de hace 154 años, de 100 años y otros que han de terminar se alinean de manera que más que nunca, es necesario echar una mirada al pasado, ojear el presente y encarar el futuro.
Primera razón, la firma de una reina.
Un día como hoy, pero de 1867 era concedido, por la Reina Isabel II los títulos de propiedad de las concesiones mineras de lo que supondrá el coto minero de El Centenillo. Según consta en el protocolo notarial número 261, dado en 26 de Junio de 1869 en Linares, por el Notario Don Eufrasio Garrido y Ramón, en el que se forma la primera sociedad minera para la explotación minera del mencionado coto minero (Sociedad especial minera denominada Rio Grande) los súbditos ingleses don Juan Carlos English y Enrique Adolfo Haselden, ceden unas concesiones mineras para, en asociación con otras personas (inversores unos, encargados otros), formar dicha Sociedad minera especial.
En este protocolo es donde se incluyen los títulos de propiedad que exhiben sus hasta entonces propietarios, donde además se dan los datos de dichas concesiones. Así encontramos las primeras referencias para el establecimiento de la explotación minera.
Rescatando de la espesa y ardua escritura, y de diferentes documentos insertos en ella, encontramos y resumimos los datos referentes a dichas concesiones, todas sitas en Baños y en terrenos de los Sres. Gómez y MacPherson, de Sevilla
…dos pertenencias de la mina nombrada «La Cigüeña». …, en la ladera de Rio Grande,
…dos pertenencias de la mina nombrada «La Graja» .. en el paraje llamado Cerro Lorente,
…dos pertenencias de la mina nombrada » El Águila » en el paraje llamado Cuerda del Toro..
Poco más de un año después, con una ley de minas reformada, es el gobernador civil de la provincia de Jaén quien otorga a D. Enrique Adolfo Haselden mediante resolución de 19 en enero de 1869 la concesión dos pertenencias mineras para la mina “La Copa” y dos para la mina “El Vaso” situadas en los parajes de “Cerro del Guindo” y “Cielo Abierto “ respectivamente, ambos propiedad de don Luis Hernández.
Ambos unirán sus intereses mineros creando junto con Carlos Remfry, Thomas Collyns, Conrad Herman Römer, Pedro Oliva y Andrés González Bravo, la Sociedad Especial Minera Rio Grande…… cuyo objeto sería precisamente “el laboreo, explotación y beneficio de las diez pertenencias de mina plomiza nombradas “La Cigüeña”, “La Graja”, “El Águila” “La Copa” y “El Vaso” situadas en las laderas de Rio Grande, Cerro de Lorente, Cuerda del Toro, Cerro del Guindo y Cielo Abierto.
Segunda de las razones, 1921 – 2021, 100 años nos separan del nacimiento de “Minas del Centenillo, S.A.”
Tras grandes esfuerzos, humanos y económicos, donde la “Sociedad especial minera” por ampliaciones de capital, cambios en la fiscalidad y en las leyes, darán paso a la “Centenillo Silver & Lead Mines Company Limited” y a la “New Centenillo Silver & Lead Mines Company Limited, llega el año de 1921, cuando se produce el cambio más significativo en la denominación de la empresa y su transformación mercantil, pasando de New Centenillo Silver & Lead Mines L.C. a “Minas del Centenillo S.A.”, abriéndose el periodo de mayor esplendor y desarrollo de la empresa y por consiguiente del poblado.
Este es El Centenillo recordado, añorado, guardado en la memoria colectiva como un tesoro que hace que los que tuvieron que marcharse aquel aciago día de mediados de julio de 1963, siempre quisieran volver, en palabras de Manuel Mateo Pérez:
“El plomo había caído en desuso y los costes de explotación eran cada día mayores. El Centenillo corrió la misma suerte que las minas de Linares y La Carolina. Acabó de ese modo el mayor mito de la minería del plomo en España”.
La última razón, una fecha para un cambio de era, 2021.
Lo que paso después del cierre… el desguace y el olvido… o no, porque de aquellos que vivieron la realidad de lo que El Centenillo supuso, muchos volvieron, convirtiéndose así en el enlace entre aquella realidad añorada y el presente.
Fortalecido por una nueva “oleada”, este pueblo, que recibe a los que vienen y se enamoran de el, que quieren disfrutarlo, trabajar aquí, vivir sus vidas y traer a sus familias, bienvenidos siempre, este poblado en medio de Sierra Morena se reinventa, evoluciona, encara el futuro con esperanza, voluntad y determinación a veces épica, dejando atrás el sambenito de “abandonado” e intentando luchar contra esa grave enfermedad que vienen a llamar la España vaciada.
El año de 2021 será sin duda un punto de inflexión, un hito en el camino, que con seguridad, a la vuelta de unos años, andado un arduo camino hacia el futuro, cuando echemos la vista atrás, seremos conscientes y celebraremos que gracias a la lucha de un pueblo unido y el empecinamiento de unos cuantos, capitaneados por nuestra versión femenina y empoderada de “David contra Goliath», será un año a recordar. No nos queda la menor duda que el trabajo será duro, algunos enemigos cambiarán de nombre, de formas, pero seremos capaces de reconstruir nuestra identidad, nuestra historia y nuestro patrimonio, humano y cultural, haciendo honor al trabajo abnegado de aquellos mineros que dieron su vida por sacar a sus familias adelante mientras creaban, sin saberlo, el germen de lo que hoy es El Centenillo, un pueblo que fue, es y será crisol de muchas culturas, vivencias y vidas.
Por todo ello, estarán de acuerdo con nosotros en que hay muchas razones para tener presente y celebrar este día y tal vez, ver entre tantas posibles fechas, el 9 de octubre de 2021 como una fecha muy pero que muy especial.
Autores: Alejandro Casas Crivillé y María Eugenia Rodríguez Cárdenas